miércoles, 20 de enero de 2016

MINA EL SOLDADO

El filón de El Soldado constituyó uno de los grupos mineros más importantes de aquel tiempo.
El plomo alcanzó tanta importancia en época romana, que el emperador envió un procurador para controlar la producción de éstas minas, y quizá sea ese el peculiar origen del nombre El Soldado, con que se conoce esta zona y la mina, entre sus pozos destacarían: El pozo Luisa, El pozo Pepita Norte, El pozo Pepita Sur, El pozo Carolina y El pozo Granito.Ya en el Imperio Romano, el filón de El Soldado constituyó uno de los grupos mineros más importantes de aquel tiempo.
  

A finales del siglo XIX y principios del XX, Villanueva del Duque se convertiría en uno de los pueblos mineros más ricos y prósperos de Andalucía y España. Las minas de plomo de EL SOLDADO, ubicadas a tres kilómetros de Villanueva del Duque, funcionaron ininterrumpidamente desde 1906 hasta 1932. 
central eléctrica ya hoy en desuso

Las minas de El Soldado, pertenecían a la Compagnie Française des Mines et Usines d’Escombreras Bleyberg, que en1912 decidió en una acción desesperada, tras la quiebra de la banca Roux que le daba sustento financiero, fundirse con la exitosa Sociedad Minero Metalúrgica de Peñarroya.  Dicha fusión aportó a la Sociedad Minero Metalúrgica de Peñarroya además de la explotación de El Soldado dos importantes activos: las minas Asdrúbal y Terrible 2ª de Puertollano en la otra cara de la Sierra Morena, facilitando a la segunda sociedad su presencia en los ricos yacimientos hulleros de Puertollano. 

Desde el punto de vista urbanístico, este coto se encontraba estructurado en tres barrios: El barrio Tripas, la Subestación  y el Cerco. 
Los dos primeros eran barrios obreros, consistentes en unas manzanas de casas en torno a los pozos conocidas popularmente como “cuartelillos”, mientras que el último era el barrio de los ingenieros y empleados superiores.
antigua casa de capataces de la mina.
En los barrios obreros, la vivienda dominante era la familiar de una sola planta, de pequeñas dimensiones, organizada a ambos lados de un corredor central que desembocaba en la cocina. Como contraste, las viviendas de los ingenieros y empleados superiores eran de grandes dimensiones, con buena distribución interior, bellos jardines, y algunas de las cuales disponían al mismo tiempo de piscina y pista de tenis.

Éste coto llegó a contar con numerosos edificios públicos como un Cuartel de la Guardia Civil, Escuelas, un Hospital, un Sindicato Agrícola y una Capilla –dedicada a San Juan Bautista, que desde 1924 contaría con una campana adquirida por el párroco Don Federico Soria de la Torre.

 
talleres de la mina
También disponía de Economato, Cine, Fábrica de Harina, Campo de Fútbol, Pistas de Tenis –de las que hoy en día aún se pueden apreciar las líneas dibujadas sobre el terreno- , así como un grupo de pequeños establecimientos como el Comercio de Moisés López, el Estanco de Cabrera, la Carnicería de Santa Cruz, la Zapatería de Isaías, … y de diversos bares como el Casino de la Amistad, el bar de Pedro Ojea, o la taberna de Ramos entre otros.


Había mercadillo los días 8 de cada mes –día de la paga- , al que acudían vendedores de diferentes lugares.
Otra de las casas de capataz

En diciembre celebraban la feria de Santa Bárbara, patrona de los mineros. La fiesta comenzaba la noche anterior, con un gran derroche de petardos, y continuaba el día de la patrona, con la celebración de una misa. Al mediodía, se hacía una comida de Hermandad y, finalmente, se hacía una procesión con la imagen por las calles del pueblo.

De entre sus pozos destacarían: El pozo Luisa, El pozo Pepita Norte, El pozo Pepita Sur, El pozo Carolina y El pozo Granito.

Estas tierras eran de tal riqueza, que un buen porcentaje de ellas iban directamente a la fundición. Según un estudio realizado por ADROCHES “Evolución de la historia minera del Valle de los Pedroches”, la producción total de este coto durante sus 26 años de funcionamiento fue de 744.000 toneladas métricas: 661.948 toneladas de concentrados de galena y 81.439 toneladas de mineral vendible de blenda.

Este coto minero llegó a contar con una plantilla de casi 2.000 hombres. Estos obreros procedían de distintos pueblos, si bien hay que resaltar que la mayor parte procedía de Villanueva del Duque, siguiéndole el vecino pueblo de Alcaracejos y, en menor proporción, Fuente la Lancha y otros pueblos más distantes. En la época de esplendor de estas minas, Villanueva del Duque casi llegó a alcanzar los nueve mil habitantes.


Hoy en día, en esta planicie de dehesa se mantiene uno de los conjuntos mineros más desconocidos de Andalucía, con testimonios históricos de gran valor documental y patrimonial.
Antigua estacion de ferrocarril hoy en dia totalmente restaurada.

 De los vestigios de su pasado de esplendor sólo le queda a El Soldado, junto a algunos edificios derruidos y la recientemente restaurada Estación de Ferrocarril, la Subestación y el Lavadero. 

 Entre los restos de edificaciones sobresale, junto a la antigua térmica en ladrillo, una hermosa arquitectura más urbana que rural: la Subestación Eléctrica, realizada en hormigón armado con rasgos estilísticos propios de la generación de arquitectos del Madrid de 1925. La Subestación, que abastecía de energía eléctrica a toda la maquinaria de las minas, sigue funcionando en la actualidad abasteciendo de electricidad a los pueblos de Villanueva del Duque, Alcaracejos y Fuente la Lancha.

El Lavadero, denominado “Explotación Virgen de Guía”, pertenece desde 1.974 a Don Manuel Moreno Cañas, siendo su concesionario la Sociedad Minero Metalúrgica de Peñarroya.



Estas tierras eran de tal riqueza, que un buen porcentaje de ellas iban directamente a la fundición. Según un estudio realizado por ADROCHES “Evolución de la historia minera del Valle de los Pedroches”, la producción total de este coto durante sus 26 años de funcionamiento fue de 744.000 toneladas métricas: 661.948 toneladas de concentrados de galena y 81.439 toneladas de mineral vendible de blenda(cinz).
montaña de fino de lavado


Este coto minero llegó a contar con una plantilla de casi 2.000 hombres. Estos obreros procedían de distintos pueblos, si bien hay que resaltar que la mayor parte procedía de Villanueva del Duque, siguiéndole el vecino pueblo de Alcaracejos y, en menor proporción, Fuente la Lancha y otros pueblos más distantes. En la época de esplendor de estas minas, Villanueva del Duque casi llegó a alcanzar los nueve mil habitantes.
Vista general de lo que queda de escombrera con el fino de lavado.


Dos fueron las causas del declive de las minas, por una parte la disminución de los filones,  por otra la bajada del precio del plomo y su sustitución por el hierro.
 Ambos factores determinaron que ninguna compañía quisiera asumir riesgos ante la incertidumbre del mercado.

El problema fue llevado y expuesto ante la Conferencia Minera de Madrid y al Consejo de la administración de la Compañía Minera de París, aunque sin conseguir nada positivo, ya que los mineros querían que la compañía les cediera las minas para explotarlas por cuenta del Sindicato, pero no lo consiguieron.

El cierre supuso un mazazo para la próspera economía del pueblo y de la zona, en general y provocó un descenso alarmante del censo de la población y una pérdida cuantitativa y cualitativa de los servicios de que disponía el municipio, que se vio sumido en el abandono y en el olvido, convirtiéndose en un pueblo ya no receptor de trabajadores, sino exportador de mano de obra.